Un poco de Historia
En este breve relato escrito por Valeria Pernas, tercera generación de la familia campera de la Estancia La Nena, contamos la historia de una parte de nuestra familia.
En el año 1925 llegaron desde Logroño España, mis abuelos paternos Jesús Antonio Pernas Heredia y Maria Mercedes Vedia Heredia y se instalaron en la estancia La Nena (como se la conoce actualmente). Con muchas ilusiones y después de un largo viaje en barco llegaron al campo que estaba en el medio de los médanos dispuestos a trabajar la tierra como le habían enseñado en el colegio Agrotécnico de Suiza a mi abuelo.

No tuve la dicha de conocer a mi abuelo, ya que murió una semana antes de que yo naciera, pero llevo su sangre y de las innumerables anécdotas e historias que me han contado, sé que heredé de él la pasión por el trabajo, el coraje y la audacia de haber venido de tan lejos a hacer lo que hizo: trabajar y formar una familia con valores cristianos.
A mi abuela paterna, la recuerdo con mucho cariño. Siempre ayudaba a los más necesitados y daba catecismo en el pueblo de Paunero.
Cuando se casó con mi abuelo Jesús Antonio tuvieron cuatro hijos, el segundo de ellos, es mi padre Juan Antonio Pernas, que ha sido siempre nuestro gran apoyo para mi familia.
De mi padre heredamos el amor al campo, a la ganadería y a la cría de caballos de polo, su gran pasión, y también heredamos su tesón e insistencia.
Por otro lado, en el año 1930, en el Vapor Wesser llegaba de Hamburgo, Alemania, mi abuelo materno Eduardo Teodoro Godofredo Uhrlandt, a La Toma San Luis, contratado por las canteras de mármol Onix.
Mi abuelo al ver ese precioso cielo azul de San Luis, se convirtió en un “gaucho” más. Era un agradecido de esta Patria que lo recibió con los brazos abiertos. Vestido con sombrero y pañuelo al cuello, parecía un criollo más.
De Eduardo heredé el optimismo y el saber valorar la Naturaleza en toda su expresión.
El que ha visto los Cerros del Rosario, el Tomolasta, en La Toma, y El Morro, saben a qué me refiero.
Mi abuelo se casa con mi abuela materna, Angela Francisca Viscardi, que era ama de casa, y trabajaba en la caja del Negocio de Ramos Generales de su padre, Casa Viscardi. De esa unión nacen tres hijos, la mayor mi madre Emma Edith Uhrlandt.
Mi madre Emma y mi padre Juan Antonio se conocieron en La Toma (San Luis) y desde ese momento fueron inseparables. Se casan y se van a vivir al campo, a La Nena en Paunero para formar una familia y trabajar la tierra que tanto le había dado a sus antepasados.
De mi madre heredamos el amor a todos los animales, a la lectura, y el saber escuchar a la gente del campo, del pueblo y sobre todo a aprender de sus historias de vida y sabiduría. De la unión de mi padre y de mi madre nacemos 4 hijas mujeres, yo soy la tercera.
Aunque estudié siempre en la ciudad, primero en el Colegio de Villa Mercedes San Luis y luego en la UCA en Capital federal, siempre volvía al campo. Siempre supe que el campo era donde estaba mi verdadero hogar.
En el año 1993 me caso con Gonzalo Gabriel Varela, hijo de Rodolfo Julio Varela, militar retirado, que había comprado campo, en Washington Santa María, y de Mónica Belloni, psicóloga de Capital federal.

Apenas casados, trabajamos en un campo de El Morro San Luis. Luego volvimos al campo, a La Nena donde, desde hace 28 años, nos dedicamos a la cría, recría de hacienda y a la agricultura.
En el año 2002 decidimos emprender con el apoyo de mi familia y empecé a comercializar, a través de la venta directa, las semillas de PANAR S.A, el semillero sudafricano.
Desde esos inicios hasta la actualidad me he dedicado a construir una red de contactos basada en la confianza y en la responsabilidad, con los productores rurales y ganaderos de la zona, brindándoles asesoramiento a campo luego de la venta de semillas.

En el año 2008 obtuve el primer premio al cliente que más bolsas de la firma Pannar vendió en esa campaña en todo el país. Gracias a ese premio pude conocer las instalaciones en donde se producían todos los híbridos de Panar en Sudáfrica.
A partir de la comercialización de las semillas y gracias a mi red de contactos, comencé a brindar también el servicio de arrendamiento y compra y venta de campos en nuestra zona. Algunos de mis clientes han sido: Prodeman, Maniagro, Grupo Boehler, Molinos Río de la Plata, Lorenzatti Ruetsh, Grupo Cavigliasso, Gastaldi Hnos, Lucero de Lourdes, Golden Peanuts and Tree Nuts, Olega, Agro Uranga, Cresur, y muchos más.
Gracias a la producción ganadera de la estancia La Nena, siempre estuve en contacto con los principales cabañeros de la región, lo que me permitió también ser un referente en la comercialización de hacienda de invernada y cría de las razas principales de nuestra zona.
Con el devenir de los años y en la búsqueda de nuevos desafíos, hemos creado la empresa familiar Valeria Pernas Campos y Semillas.

Todo lo que he emprendido y lo que hemos emprendido como familia, no sería posible sin la ayuda y el apoyo incondicional de mi marido Gonzalo y de mis hijos Lorenzo y Jesús.
Gonzalo con su paciencia y dedicación, que le han dado los 30 años de trabajo en la zona, aporta su experiencia en la siembra y la cria de ganado.
Lorenzo, apasionado por el campo, recientemente recibido de Ingeniero Agrónomo, con una fuerte inclinación por las ventas, y las relaciones humanas.
Jesús, disciplinado y perseverante, recibido de Licenciado en Administración y Gestión de empresas agropecuarias, dedicado a la comercialización de granos. Le están imprimiendo a la firma cada uno su impronta y nuevos aires.
En esta cuarta generación, puedo decir que veo claramente los valores que heredamos de nuestros antepasados, el amor por la tierra y por los animales, el sacrificio, el trabajo y la audacia. Valores que son el sustento que nos ayuda a brindar un servicio de calidad a nuestros clientes y a desafiarnos continuamente en la búsqueda de nuevos negocios.









